Especificó que “la miel puede contener naturalmente esporas de Clostridium Botulinum. Éstas no resultan dañinas para un individuo sano (niños mayores o adultos), con un elevado nivel de acidez gástrica y bacterias protectoras en sus intestinos. Sin embargo, en los lactantes (menores de un año), pueden originar el llamado botulismo infantil o botulismo del lactante. Cuando estos niños consumen esporas botulínicas, ellas infectan, germinan y liberan la toxina en el colon. Allí es absorbida, pasa a la sangre y se une a los nervios periféricos”. Los síntomas observados incluyen constipación, letargo, falta de apetito, falta de expresión en el rostro, dificultad para tragar y, ocasionalmente, falla respiratoria. En casos severos, causa parálisis fláccida.El presidente de CIPPA, Andrés López Piotti, señaló que “en el rol que nos cabe como organismo de control, concientizamos sobre el papel que tenemos todos en la cadena alimentaria para garantizar que los alimentos que consumimos no perjudiquen la salud, desde la producción hasta la cosecha, el procesamiento, el almacenamiento y la distribución, hasta el final de la cadena, con la preparación y el consumo”.
“La garantía de inocuidad de los alimentos que se elaboran o ese expenden, es la herramienta más valiosa y apreciada por el consumidor dentro de la política comercial de las empresas o negocios. Es importante, además, que entre todos nos cuidemos, estando atentos en el momento de comprar productos que son de dudosa procedencia, o no posee información clara en el rótulo”, remarcó.
Recordó que en las redes sociales del organismo y la página web se difunde con frecuencia información importante a la población, así como también se comparten las actividades que realizan. También se responden consultas e inquietudes.
Fuente: LMNeuquén.